"LAS AVENTURAS DE EL MALO"

Bienvenido a

Un viaje crudo por la mente, el alma… y los tropiezos del corazón.

Esta página no es para aparentar que todo está bien.
Aquí vas a encontrar historias reales, reflexiones profundas y hasta desmadres con sentido, nacidos desde las entrañas de la adicción, la depresión y la salud mental.

No somos expertos, somos sobrevivientes.
El “Malo” no es un villano… es un cabrón que la ha cagado, ha llorado, ha tocado fondo… y aún así sigue escribiendo su historia.

Si alguna vez te has sentido roto, solo, invisible o a punto de rendirte… 

Al Martinez "El malo"

esta página es pa’ ti.

Aquí no se juzga. Aquí se entiende. Aquí se escucha el eco de los que callan.

Mi Propósito...

Es ayudar a la mayoría de personas que esté pasando por el mismo problema,o situación todo aquel que tiene un problema mental,un problema de adicción incluso las personas que tienen familiares que están sufriendo por esas enfermedades y no saben qué hacer,o cómo hacer, o cómo hablarles o cómo tratarles cada caso es diferente, Pero mi idea aquí es que, a base de las historias, anécdotas que voy a contar, ustedes sepan cómo pasar esas situaciones más fácil y se les haga un poco más sencillo comprender también a las personas adictas y enfermas y todo aquel que tiene un problema mental, que sepan cómo llevar ciertas situaciones. Ojalá que todo esto les sirva y ese es mi propósito ayudar a base de todo lo que yo he vivido.

NUESTRA MISION.

Nuestra misión es romper el silencio que mata, gritar lo que muchos callan, y tenderle la mano al que ya se iba a rendir.
Queremos transformar el dolor en palabra, la locura en arte, y la caída en impulso.
Aquí no venimos a salvar a nadie, venimos a recordarte que no estás solo, que se vale estar mal, y que aún desde el fondo… se puede construir un camino.

Con todo el respeto también se usará lenguaje ( grosero), que se usa en el día a día para que podamos comprender un poco más y nos sintamos conectados con lo que es la vida real y no la artificial por eso quise hacerlo lo más original que se pueda y con el respeto que cada quien merece usaremos ese tipo de lenguaje (grosero), ojalá que no ofendamos a nadie muchas gracias.

"MI MAMA TIENE CANCER"

 

Dialogo con Dios Bajo El arbol

Me senté junto al río porque no sabía a dónde más ir. El agua fluía con una calma que no se parecía en nada a lo que pasaba dentro de mí. Y ese árbol… ese árbol tan grande me recordaba a mi mamá: firme, silenciosa, siempre con los brazos extendidos aunque estuviera cansada por dentro.

—¿Dios…? —susurré sin fuerzas—. ¿Puedes sentarte conmigo?

—Ya estoy aquí —respondió la voz, suave como el viento, sin venir de ningún lado pero resonando en todos.

—Se llama Blanca —dije—. Mi mamá. Tiene cáncer mandibular… y yo tengo tanto miedo. No quiero perderla. Ella… ella es lo que me permite vivir.

El río hizo una pausa en su canto. El árbol pareció inclinarse un poco, como si escuchara también.

—¿Sabes? —continué—. De niño quería casarme con ella. Le decía que no entendía por qué no podía… y ella solo reía y decía que ya tenía esposo. Me enojaba tanto… porque yo solo quería quedarme con ella para siempre.

Ese amor —dijo Dios— no se pierde. Solo cambia de forma.

—Pero yo no estuve, Dios. Cuando mi papá se fue… también la dejé sola. Pensé que era fuerte, que no necesitaba a nadie. Todos lo pensamos. Y ella, en silencio, se quebraba mientras la confundíamos con independencia.

Me tapé la cara. No lloraba, no del todo. Solo temblaba.

—Quisiera pedirle perdón… por no haber sido su compañero. Por no haberla abrazado en su soledad. Por haber sido un mal hijo. Y quisiera decirle que la amo con todo mi corazón. Que nunca la voy a olvidar, aunque el mundo me obligue a seguir sin ella.

Hubo un silencio. Y luego, como si la voz de Dios me hablara desde dentro del alma:

—Ella te perdonó hace mucho. Porque te ama. Y también sabe que estás aquí ahora. Que la ves, que la escuchas, que por fin entiendes el peso que llevó sola. Tú no fuiste un mal hijo. Fuiste un hijo herido que no sabía cómo acompañar el dolor de su madre.

—Pero sus lágrimas, Dios… ahora le salen en silencio. ¿Cómo hago para que no tenga miedo? Yo me asusto porque me voy a quedar. Pero ella… ella se asusta porque siente que se va.

—No tienes que quitarle el miedo —dijo Dios—. Solo acompáñalo. Siéntate con él. Tómala de la mano. A veces no se necesita una solución, solo una presencia. Tu presencia. Dile que estás ahí. Que no está sola. Que no lo estuvo nunca, aunque el mundo la hiciera sentir lo contrario.

Cerré los ojos. El viento se volvió más cálido. El río volvió a cantar.

—¿Y qué pasará cuando ya no esté?

—Entonces vivirás dos vidas. La tuya… y la suya en ti. Cada gesto, cada mirada, cada enseñanza que te dejó, será tu manera de seguir caminando con ella. Porque Blanca, tu mamá… no es un cuerpo. Es un amor. Y los amores verdaderos nunca mueren.

Lloré. Por fin. Y el árbol no me juzgó. El río no se detuvo. Dios no me soltó.

Y al irme, mientras el sol bajaba, Él me dijo con ternura:

—Tú no estás perdiendo a tu madre. Estás aprendiendo a amarla de otra manera. Y eso, hijo mío… también es un milagro.